Desde fines del siglo XX, Costa Rica ha avanzado significativamente en el campo de la educación, pero sigue enfrentando grandes retos de desarrollo humano y tecnocientífico. En este contexto, la formación de las futuras generaciones debe partir de un sistema educativo concebido a mediano y largo plazo, comprometido con el desarrollo nacional. La formación educativa debe promover el método activo y participativo, incentivar el conocimiento racional y sistemático de las ciencias y las artes, ser capaz de enfrentarse con la realidad del mundo actual, asimilar la revolución científica y tecnológica y dar respuesta a las políticas de la globalización de mercados, a las políticas de flujos de capitales y a las necesidades de reforma estatales. Es primordial que los educadores conozcan la realidad y la interpreten para que sepan transformarla en forma inteligente desarrollando actitudes, habilidades y destrezas.

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