dc.description.abstract | Sin el afán de incurrir en deslegitimaciones semánticas absurdas, ni
tampoco tratando de mitificar, lo que, por supuesto, sí pretendo seriamente
reflexionar, empezaré esgrimiendo que por pasiones personales irrenunciables,
el acercarme al análisis de la laberíntica semiótica de la cultura acerca de la
comunicación me interesa más que cualquier reflejo cuantitativo de datos
“duros”, que, a su vez, es una forma más de legitimar discurso, sobre todo
porque he de referirme a una de sus específicas herramientas, los medios de
comunicación.
La mediatización se produce en el lenguaje mismo, en cualquier tipo de
texto e inclusive en nuestro estado primigenio mental, el cual es meramente
discurso lingüístico, nuestra mente. Después, eso que denominamos estructura
cognoscitiva no es más que esa “virtualidad relativa” de lo que habita en el ser
humano, por su condición cultural, pero que no es más que imágenes de lo que
apenas se conoce, por eso en este trabajo se identificarán los procesos
mediáticos desde el lenguaje como medio hasta los medios como lenguaje.
Desde esta perspectiva, resulta apasionante abocarse a una, podríamos
llamar, aproximación exegética acerca de cómo operan esas herramientas
comunicativas, denominadas medios de comunicación colectiva y discurso del
humor, específicamente en un proceso de construcción, no solo de la figura del
delincuente, sino en cómo percibimos a este en el contexto de una Costa Rica
que se torna insegura e incapaz de resolver sus conflictos desde una política
criminal óptima, pero eficientista. | es_MX |